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El ADN basura influye en la forma de nuestro rostro

Gina Vera

31 de octubre 2013

 

Científicos de EEUU  han descubierto que unos potenciadores genéticos que generan que ningún rostro sea igual a otro, estas diferencias morfológicas de cada cara estarían presentes en el llamado ADN basura.

 

Los especialistas también han creado un mapa del genoma que indica  dónde se localizan dichas secuencias exactamente, la investigación ha aparecido detallada en la revista Science.

 

El estudio llevado a cabo por investigadores del Lawrence Berkeley National Laboratory ha demostrado que dichas secuencias reguladoras del ADN  actúan activando o ampliando la expresión de genes específicos, los cuales tienen un papel fundamental en el desarrollo cráneo-facial.

 

“Nuestros resultados sugieren que podría haber miles de potenciadores en el genoma humano implicados de algún modo con este desarrollo”, explica el genetista y director del estudio, Axel Visel, en un comunicado del Berkeley Lab.

 

El material genético que moldea nuestras caras pertenece al llamado “ADN basura” o no codificante, un material genético que inicialmente se pensaba carecía de función, porque no codifica proteínas, pero que resulta imprescindible.

 

Visel, el investigador a cargo dice que a pesar del nombre que se ha dado a este ADN, queda claro que esta ‘basura’ tiene importantes funciones, ya que en realidad este constituye un gran panel de control con millones de “interruptores” que regulan la actividad genética.

 

Visel y su equipo han identificado más específicamente miles de piezas cortas de ADN que se encuentran activas cuando la cara y el cráneo están en desarrollo durante el proceso embrionario.

 

El hallazgo fue realizado a partir del análisis de ratones, los cuales fueron escogidos porque sus cráneos se parecen al de los humanos, contienen casi los mismos huesos, aunque de una manera ligeramente diferente,  recalca el científico.

 

Los investigadores se centraron en secuencias cortas de ADN previamente identificadas por su influencia genética sobre la composición craneal, de esa forma, lograr entender el cambio del rostro durante la gestación.

 

Tras ocho semanas de gestación, Visel y su equipo observaron los embriones de estos ratones alterados genéticamente a través de una microtomografía computarizada,  Los resultados indicaron que los roedores transgénicos, en comparación con los no alterados, poseían unos cambios muy sutiles en la cabeza y el conjunto maxilofacial.

 

Poseían cráneos más largos, cortos, estrechos o anchos, ligeras variaciones causadas por la supresión de los potenciadores. En ningún individuo ocasionaron malformaciones, como mandíbulas salientes.

 

 

CIENCIA

ADN basura

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